03 octubre 2020


 LAS ENTREVISTAS DE DOS PISOS

Hoy me he levantado peleón. Y aunque sé que esta batalla la tengo perdida, pues mis enemigos son legión inabarcable, aquellos que unen su ignorancia con su atrevimiento, la voy a librar porque va en ello la dignidad de la Imagen. Si de la Imagen, con mayúscula, como concepto filosófico y, es más, antropológico.

Pues empezamos bien. Hace un par de días descubrí unos videos en Youtube (¿dónde sino?) de la incomparable Anne Igartiburu (y no se sospeche animadversión alguna contra ella, me parece una magnifica profesional y puedo dar fe de ello como compañero y coparticipe de su descubrimiento que he sido, pero esa es otra historia).
Se trata de una serie de entrevistas a personajes muy interesantes, que son excelentes en cuanto a su contenido pero irritantes en cuanto a su formato: Anne, seguramente aconsejada por un moderno de esos que viven para contarlo en Instagram (ya sé que es por eso), nos presenta la entrevista en formato vertical, con un cuadrado superior en el que ella pregunta y uno inferior en el que el  invitado responde. Todo el rato. 

 La entrevista de dos pisos.

Ya hace tiempo que me cojo una rabieta cada vez que veo en los telediarios imágenes grabadas en vertical con dos tercios de la pantalla en negro y la sospecha de que a los lados de lo (mal) encuadrado hay información valiosa que no puedo ver. Me informan los expertos instagramers (¿se dice así?) que se encuadra vertical porque dicha plataforma así lo impone. Pues que bien. ¿Y si impone rodar cabeza abajo, porque hacerlo con los pies en el suelo es antiguo y no se lleva? Todos mareados.

 

Magnífico encuadre vertical de unos disturbios en el que se desperdician 2/3 de la pantalla y más del 50% de lo que podría ver la cámara si estuviera horizontal. Mal negocio.

Y aquí viene la batalla, que empieza por la antropología.
Todos sabemos que el rostro humano, tiene el pabellón auricular (o sea, la oreja) más alto que la boca. Es por ello que los teléfonos (que se inventaron para hablar a distancia, no lo olvidemos) tienen un formato alargado y se usan en posición casi vertical pues, si los ponemos horizontales, o hablamos o escuchamos pero no ambas cosas al mismo tiempo, como es normal. Hagan la prueba y verán como es verdad.
¡Anda pues si…!

Pero los teléfonos inteligentes, haciendo gala de su inteligencia, se transformaron en cámaras, en pantallas de televisión y en equipos de edición…
Perfecto, conservan el formato ideal para ser usados en ese entorno, simplemente nos basta con situarlos en posición horizontal para grabar, visionar, montar, etc.
Hasta aquí un desarrollo lógico, ¿verdad?.
Lo que no es lógico y atenta contra cualquier criterio estético, antropológico y me atrevería a decir que hasta moral, es grabar una entrevista verticalmente.  Sólo leerlo me da escalofríos.

Para empezar, el primer criterio que se aplica en una entrevista o cualquier situación plano-contraplano es la igualdad de tratamiento de los dos “contendientes”, entrevistador y entrevistado  o simples conversadores, pues cualquier desigualdad en tamaño del plano, angulación y, sobre todo, altura de la cámara, se decodifican inconscientemente como superioridad de uno de ellos, cosa que se puede hacer aposta, con una finalidad narrativa, pero que si se hace como norma de estilo, proclama a voces la ignorancia del que perpetra semejante barbaridad. 

 

El formato de “dos pisos” es como charlar con el vecino de abajo por la ventana del patio, sin verle la cara. De momento estamos perdiendo el contacto visual entre los conversantes. Mal asunto, porque, ¿A dónde miran? En imagen, un personaje debe “dar la impresión” de que mira a alguien.
En este caso, los dos están mirando al espectador o a vaya usted a saber.
 

Pero volvamos a la antropología, porque hasta ahora seguro que no he convencido a los instagramers modernos. ¿Sabéis, atrevidas criaturas, porque el Supremo Hacedor o la madre Naturaleza (según vote cada uno) nos concibió con los dos ojos situados horizontal y frontalmente en eso que llamamos la cara?
Pues porque, como sucede a todas las especies, nuestro diseño corporal obedece a nuestras necesidades de supervivencia, que comienzan con un análisis del horizonte para detectar posibles amenazas o presas comestibles. Y los ojos en esa posición son la solución más eficaz al problema. Y por eso, los pintores y sobre todo los creadores de imágenes móviles (léase cineastas) desde que el tren llegó a la estación (primera película de los hnos. Lumiere), han filmado y proyectado en formato horizontal. Curiosamente, cuando apareció la televisión, el cine contraatacó haciéndose aun más horizontal con formatos que llegaron a sobrepasar el 2:1 (Vistavision, Panavision, Cinerama, etc.).

El formato vertical tiene su aplicación en el ámbito editorial cuando se trata del retrato de la cara o la figura humana en imagen fija. Pero cuando hay movimiento y, sobre todo cuando hay diálogo, no hay otra solución lógica que la horizontalidad que, por otra parte, es el símbolo de la estabilidad y el equilibrio y por eso, en español, cuando torcemos el ángulo de la cámara buscando un efecto de desconcierto o caos llamamos a ese plano “aberrante”.

Resumiendo: volved a poner el teléfono horizontal y no seáis “aberrantes”.
La última pregunta es: ¿Por qué los señores de Instagram “innovan” de esta forma tan mostrenca? Innovar debe ser para mejor…A este paso y vía evolución de la especie, se nos pondrá un ojo encima del otro.

En fin,  si seguís empecinados en vuestro error mirad este vídeo y por lo menos hacedlo lo menos mal posible.
https://www.youtube.com/watch?v=r8kfoKFE12c

Y, por cierto, me acabo de enterar que Instagram ya permite los vídeos horizontales…vaya, vaya.






19 febrero 2020

LAS “FAKE NEWS” O EL FOTOMONTAJE MAL ENTENDIDO





Cuando pensábamos que habíamos entrado en posesión de la herramienta informativa más valiosa de la Historia…nos encontramos con las redes sociales.

Ya nada iba a ser igual. Los bien intencionados proclamaban la Era de la libertad y la información sin barreras, como antesala de la Democracia universal, pero se dieron de bruces contra el triunfo de la estupidez y la mentira. Los delincuentes ya tenían lo que les hacía falta en la sociedad democrática, no solo tenían voto, ahora tenían también voz.

La información periodística, que para ser solvente ha de contrastar sus fuentes y gozar de un prestigio bien ganado, poniendo a prueba su fiabilidad sin desmayo, devino primero en el chismorreo mediático y poco después, en la desinformación y la mentira útil (para el que la emite, naturalmente).

Ya no podemos fiarnos de nada, se manipulan reputaciones, juicios, elecciones, lo que haga falta, pues se tiene a disposición un canal que llega a todo el mundo instantáneamente: Internet. Por él corre la información correcta y fiable, pero a su lado, sin estructura ni nada que las distinga, la desinformación, la mentira y el infundio. Y todo ello servido por una herramienta que se ha convertido en absolutamente imprescindible para el 99,9% de la Humanidad: el Smartphone.

Y cuando este fenómeno deja de ser anárquico y se organiza, aparecen las llamadas “fake news”, que presentan hechos falsos como si fueran reales, contaminando la credibilidad de medios de comunicación y periodistas serios y haciéndonos dudar de todo. Y pobre aquel que no dude.

La difusión de noticias falsas con el fin de modificar las conductas de una comunidad no es nueva, ya se practicaba desde la más remota antigüedad. Pero nos ha tocado vivir una etapa histórica en la que los medios de reproducción de la información tienen un alcance tan potente, que ha convertido a blogs, redes sociales y canales de comunicación rápida (WhatsApp y similares) en el medio ideal para propagar mentiras o post verdades, como se las llama ahora.

Y si mezclamos todo esto con la capacidad de convicción de las imágenes, encontramos el medio perfecto para influenciar a grandes masas de ciudadanos sin demasiado problema. Si Goebbels levantara la cabeza…

Cuando apareció Photoshop se cerró el paréntesis que había abierto la fotografía en la Historia del Arte, dando un título de credibilidad casi infalible a la imagen fotográfica. Lo que se había fotografiado no podía sino ser cierto, hasta que la herramienta todopoderosa (que igual sirve para volver joven a una abuela que para hacer una factura falsa) entró en escena, devolviendo a la imagen a su status renacentista, de interpretación de la realidad por mediación del ojo y la mano del artista.

El fotomontaje es tan antiguo como la propia fotografía y que decir de los FX o efectos especiales en el cine, todo un género en si mismos.

  Es muy significativo este retrato de Lincoln, quien puso fin a la esclavitud en Estados Unidos que, en realidad, es del político sureño pro-esclavista John C. Calhoun al que se le añadió la cabeza del presidente.



En un principio el fotomontaje era una forma de manifestación artística practicada por la mayoría de los fotógrafos en algún momento, con nombres tan importantes como John Heartfield, Hannah Höch, Kurt Schwitters, Raoul Hausmann y Johannes Baader, que combinaban distintas fotografías para crear una nueva obra. Esta herramienta proporcionó a los dadaístas una forma de protesta en su lucha contra los intereses burgueses, mientras que los constructivistas rusos contaron con El Lissitzky y los esposos Gustav Klutsis y Valentina Kuláguina, que crearon el primer fotomontaje al servicio de la Unión Soviética.

Destacados artistas que practicaron el fotomontaje, entre otros, fueron Aleksandr Ródchenko, Salvador Dalí, John McHale, David Hockney y Thomas Ruff. Y no podemos olvidar al surrealista Jerry N. Uelsmann, con sus inquietantes montajes en los que llegó a utilizar hasta doce ampliadoras sucesivamente.

 


Una obra característica de Jerry N. Uelsmann



Primo hermano del fotomontaje es el collage, en el que se combinan pinturas con fotos, recortes de periódico, revistas, etc. (ya en 1857 O. G. Rejlander los realizaba con gran éxito y en España tenemos un maestro del género, el valenciano Josep Renau).




Cuando alguien estorbaba a Stalin… desaparecía.

  Pero aparecieron las redes sociales, WhatsApp y demás medios “libres” y con ellos se levanto la veda a los farsantes, si bien los fabricantes de “fake news” no fueron los primeros, pues  Mussolini, Stalin y Hitler son pioneros en la manipulación de imágenes con fines políticos.         
  


Franco “abre los ojos” junto a Hitler.

La “optimización” de la imagen de ciertos lideres, tiene un ejemplo muy curioso en una fotografía de Franco recibiendo a Hitler en Hendaya, en la que los ojos cerrados del español se abren misteriosamente.



El rey de la desinformación, el Dr. Goebbels, fue sutilmente eliminado de esta imagen por orden de su jefe. Se desconoce la razón.



Como grandes consumidores de Internet, los nativos digitales  son las victimas  propiciatorias de estas noticias falsas, pero también son los que mejor pueden protegerse de ellas, pues conocen las herramientas adecuadas para detectarlas.

Para ello, en primer lugar, es necesaria una actitud prevenida que comienza por desconfiar de cualquier noticia de la que no se conozca la procedencia. Si el autor no se identifica, casi con seguridad la noticia es falsa. Además podemos enumerar varios supuestos de falsedad evidente:

-Ya que uno de los objetivos de las noticias falsas es generar un alto grado de rechazo o sorpresa, si lo que nos llega nos provoca una emoción muy intensa, desconfiemos.

-Si recibimos un mensaje en el que se asegura que algo es de determinada forma sin argumentos, pero nos conminan a creerlo y nos disuaden de investigar.

-Ausencia de fuentes. Lo que caracteriza al periodismo serio en el uso de fuentes fiables, lo contrario es sinónimo de mentira.

-Montajes de vídeo de mala calidad, que aprovechan la moda que han impuesto las cadenas generalistas de usar vídeos de aficionados (que no saben ni que la pantalla de los televisores es horizontal y graban verticalmente), para hacer pasar por autenticas verdaderas chapuzas audiovisuales.

-No existen enlaces donde ampliar o comprobar el origen de la información.

-Mala redacción, faltas de ortografía, diversas patadas al diccionario.

-Datos estadísticos o cifras absurdas.

Y, cuidado, una noticia no tiene por que ser cierta por muy compartida que sea. Tengamos en cuenta que las “fake news” son, ante todo, un negocio con réditos monetarios o políticos, pero rara vez se quedan en una simple “bromita”.

Afortunadamente ya existen varias herramientas en Red que nos facilitan la comprobación de la autenticidad de los mensajes.

Entre otras podemos usar libremente:

 ErrorLevel Analysis. Si una imagen se manipula y codifica varias veces en el mismo formato, la gradación de color será menor en cada paso. Una imagen JPG sin modificar debería mostrar niveles de compresión similares en toda el área. Esta aplicación resalta las zonas de la imagen que pierden calidad de color, lo que delata su manipulación.  

TinEye, delata cuándo y dónde fue publicada una determinada imagen.

Izitru permite analizar una fotografía y detecta si ha pasado por Photoshop.

Forensically, está pensada específicamente para la detección de alteraciones en una fotografía.






FotoForensics detecta los retoques en una imagen insertando su URL o subiendo la imagen en formato JPEG o PNG. Proporciona los metadatos de la imagen.

Find EXIF Data proporciona los metadatos  de  cualquier fotografía de la que insertemos el enlace donde la imagen está hospedada.

Lo mismo hace Image Edited?,  analiza una fotografía y te da los metadatos.

Google Imágenes, es un buscador a la inversa, que permite encontrar imágenes similares a una que nosotros aportamos. 

 
No estamos pues, indefensos ante la avalancha de mentiras y disparates con que nos bombardean. Lo primero es tener criterio y una alta dosis de escepticismo ante lo que nos llega por esa tubería, en la que todo viene mezclado y con la única intención de llamar nuestra atención.

Lo segundo usar las herramientas pertinentes para no dejarnos  engañar y denunciar los abusos sin misericordia.